martes, 29 de abril de 2008

襟怀 jīn huái :螞蟻上樹, ( y 4)



Tierra trágame, pensaba yo al ver que me quedaba fuera mientras la puerta del baño de 1.80 de largo por 1.20 de ancho (según legislación vigente) me daba en las narices. Al momento escuché un leve zumbido y pequeños gemidos que provenían de dentro. Mi boca abierta acompañada de la cara de gilipollas que se me había quedado mirando la puerta entornada, es lo que debió de sorprender al Chino cuando irrumpió en el baño gritando:

- ¡¡QUE PASAL AQUÍ¡¡

Esta es la mía, pensé,. Ahora sí que la lío, y levantando mi dedo señalé la puerta entornada, el Chino Feliz alargó sus pasos hasta la puerta y la entreabrió, en ese momento los gemidos ya eran gritos de placer, mientras el hombre corpulento penetraba a Estrella, su rubia acompañante se introducía el consolador.

-OHHHHHH dijo el Chino bajándose la bragueta de su negro pantalón.

¿Quién coño dijo que los Chinos la tienen pequeña?. Por fin pude enterarme de por qué a este Chino le acompañaba siempre una sonrisa, sus treintaysiete centímetros (y medio) de humanidad bajo el pantalón harían sonreír a cualquiera. Estuve a punto de preguntar si la alimentación a base de hormigas y lagartos era beneficiosa para el desarrollo del miembro, pero de nuevo la puerta me dio en las narices bajo la atenta mirada de Estrella, que gozaba doblemente al ser penetrada y al verme totalmente fuera de sitio.

La situación empezó a recordarme a aquel camarote de los hermanos Marx en una noche en la ópera, pero bastante más guarro entre gemidos, gritos y consoladores, ya cabía poca gente en ese pequeño habitáculo.

De nuevo se abrió la puerta del baño para que irrumpiera otra persona en él. Pensé rápido.

-Me tocó la China

La verdad es que viendo el aparato que se gastaba el Chino era toda una responsabilidad que me tocara la China. Se dirigió también hacia donde escuchaba gemidos y abrió de nuevo la entornada puerta. La situación había cambiado bastante, el Chino feliz tenía de espaldas contra la pared a la rubia mientras la penetraba violentamente. Ella se retorcía y gritaba sin ningún tipo de rubor. Estrella estaba sobre el inodoro, agarrada con sus brazo a la cisterna alta y totalmente abierta de piernas mientras el hombre corpulento medio sentado en la taza buscaba petróleo entre sus piernas.

La China quedó inmóvil mirando la escena y yo la giré hacia mí. En un gesto de autocomplacencia abrí mis brazos en cruz llamándola para que viniera,"ven a mi y gozaremos los dos" y vino, aunque no para lo que yo esperaba, vino para sacudirme una patada de futbolista en las mismísimas pelotas que me dejó amargado de rodillas en el suelo.

-Lagarto, lagarto, pude decir mientras intentaba encontrar la respiración perdida. Estrella cambió los gemidos por las carcajadas y el Chino se quedó blanco, volviendo a enfundar su pene en el pantalón al segundo. Con gestos y aspamientos la China empezó a recriminar al ex-sonriente Chino Feliz, algunos gritos en su idioma y el Chino salió disparado del baño dejando desconsolada y sin consolador a la rubia, que permanecía apoyada en la pared a breves pasos del orgasmo. La mujer China miró el estado en el que había quedado la rubia, su cara de excitación dejaba claro que estaba a punto del orgasmo, de no haber sido por su intervención lo habría hecho ya. La China la miró, compasiva, para decir...

-En el restaulante nuevo mundo, todo el mundo sel feliz, y cojer el consolador para metérselo a la rubia hasta lo más profundo de su ser.

Si, ciertamente en el restaurante nuevo mundo casi todo el mundo, era feliz, todos, todos menos uno, que seguía buscando su respiración perdida tumbado en el frío suelo del baño.

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La noche cerrada se veía a través de una pequeña ventana del local. Los ruidos de bandejas en la cocina, la tenue luz de dos lámparas rojas de pared y las persianas medio bajadas eran claro indicativo de que el restaurante Chino nuevo mundo estaba cerrando sus puertas.

Tras la barra el Chino feliz cazador de hormigas y lagartos me servía mi cuarto Ballantines con hielo dos horas después de salir del baño. Seguían dentro Estrella, el hombre corpulento, la rubia esbelta y la China , era de suponer que la orgía se les había alargado en exceso, mientras yo me emborrachaba con la idea en la cabeza de haber perdido un buen "rollo de primavera".

Empecé a cantar tras el primer trago del cuarto whisky, mirando al Chino fijamente...

- una hormiguita se balanceaba, sobre la tela de una arañaaa, comoo veiaaa que no se caiaaaa, fué a llamarr a otra hormiguiiiitaaa .

El Chino me miró desconcertado sin entender muy bien lo que cantaba.

-Tócala otra vez Chino, dije mientras yo mismo me partía de risa retozándome sobre la barra.

-¿Té refieles a esto? preguntó el Chino poniendo sobre la barra sus treinta y siete centímetros (y medio) de humanidad.

Desperté a la mañana siguiente intentando recordar lo sucedido con un tremendo dolor de cabeza. Creí recordar que en el restaurante nuevo mundo, casi todo el mundo era feliz, El Chino y la China sonriente, el hombre corpulento y su novia, Estrella, a la que jamás volví a ver, desde luego en ese restaurante se esmeran en conseguir la felicidad de sus comensales, lo que no recordaba muy bien es a qué se debía cierto escozor en mi ano......




Sacabó.

2 comentarios:

Helter dijo...

Nota mental: no volver a borrar ningún cuento solo porque me haya quedao demasiado warro, qué fíjate qué vistoso quea luego una vez colgao.

Trikki dijo...

Oiga, que lo de suavizao mucho, que he censurao un montón de cachos, para que no se escandalizaran, y bueno, por que se me olvidó dar de alta esto "sólo para adultos".

Estoy abrumao, mire que he oido que Zaplana deja la politica, eso se merece un video.