martes, 20 de mayo de 2008

Vida y obra de Macumba Romero (II)


Y Macumba seguía con su historia...

Mamá Bruna contó a mi padre lo sucedido con su amiga la bruja y el rito que habían hecho. Mi padre la creyó, y además prometió poner solución a su insatisfacción personal en el tema sexual, en un alarde de comprensión masculina. Desde ese momento, ya mi padre me miró como el hijo que era, y siguiendo la tradición de varias generaciones de Romero, me llevó al bosque al amanecer para dar gracias a los Dioses por mi nacimiento...

Macumba señaló de nuevo al mozo de cuadras con el dedo índice, sonó de nuevo la música ante la cara de sorpresa de "el negro".Cojió su bastón (de madera) y lo alzó al cielo ofreciéndoselo a la luna...Dios, era la canción de el Rey león.

Desde el diaaaaaaaa que al mundooo llegaaaamoss
tossss tenemooooosssss un cachooooo miembroooo
Y Macumbaaaa nacióoooooo,con un tronco por Dióooooo
Que no eraaaaaaaaaa, nadaaaaaaaa normallllllllll

Son muchos los que lo deseánnnnnnnnn
Perooooo sóloooo lo tenía yoooooooooo
Con esoooo naciiiiii y yo necesiteeeeee
Paresssss de, zapatillasss de tressssssss

El rabooooooooooooo sin finnnnnnnnn(fondo de elefantes a juego, trompa de macumba elevada al cielo)
que lo puedeeeeeee todoooooooooooo
y aunque seaaaaaaaaaa cortooooooooo
Debemosssssss buscarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
y asi encontrarrrrrrrrrrrrrr
un peasoooooooo rabooooooooooooooo
un raboooooooooooooooooooo
un rabooooooooooo sin finnnnnnnnnnnn

Macumba tomó asiento de nuevo en su mecedora de mimbre.

Tras dar gracias a los Dioses, mi padre, buen hombre donde los halla, habló con el hombre que nos suministraba la leña en casa para que mi madre también disfrutara del sexo. Hoy en día, ese hombre que suministra energía a casa se llama butanero. Al año siguiente nació mi hermana Gertrudis Romero Remero, pero no era tan morena como yo, su piel siempre ha sido de un tono café con leche.

Debido a la guerra, mi padre decidió que debíamos emigrar a España, y así, mi madre, mi padre, mi hermana, el leñero y yo, pusimos rumbo a la tierra prometida.


El viaje en barco hasta España nos costó 18 días y recuerdo de él a mi hermana Gertrudis llorando sin cesar. Durante el viaje, mi madre tuvo que aguantar las burlas y el cachondeo de los marineros, con frases del tipo "ya tenemos una maroma en condiciones jajaja" refiriendosé a mi persona.

Por fin desembarcamos en Barcelona, mi madre tenía familia allí que nos alojara durante un tiempo. Recuerdo de mi infancia en Barcelona, lo difícil que era a mi madre encontrar pares de zapatillas de tres, para que no arrastrara mi tercer pie.

Recién cumplidos 9 años, el leñador nos abandonó. No se sentía realizado pues mi madre, el verdadero amor se lo daba a mi padre, a el simplemente le daba su cuerpo, y eso, no lo podía soportar. Mi padre se había colocado de estibador en el puerto, y al faltarnos el sueldo de el leñador, tuvieron que tomar una dificil decisión. Nos reunimos todos en el salón de aquella casa de 30 metros, y mi padre, con dolor he de añadir, nos dijo a mi hermana y mi...

- No llegamos a fin de mes hijos míos. Uno de los dos, va a estudiar para sacar a la familia adelante, el otro... al otro lo vamos a tener que vender al circo...¿¿¿¿QUIEN VAAAA SERR EL DEELLL CIRCOOOO???.

Su mirada se clavó en mi como una daga punzante, mientras Gertrudis Amalia no dejaba de llorar, con su muñeca de trapo abrazada. Y así fue como me vendieron al circo Mundial y me separé de mis padres y mi hermana, que tampoco dejaba de llorar durante la despedida.

-Hijo, me dijo mi madre al despedirse, tienes un Don, aprende a utilizarlo en tu beneficio y vivirás muy bien.

Y entre lágrimas, de Gertrudis claro, nos separamos.


Años más tarde me enteré de que Gertrudis Amalia, sólo había llorado una vez más después de esa despedida. No, no fue con la muerte de mi padre, ni con la muerte de mi madre, ni tan siquiera por la muerte de Bambi , él día que volvió a llorar Gertrudis por ultima vez, fue el día que se dio cuenta de que todos los hombres, no la tenían igual de grande que yo.

Mi vida en el circo duró 7 largos años. Durante ese tiempo, el cuidador de elefantes, algo miope, se empeñaba en confundirme con uno de ellos y me encerraba junto a ellos a dormir. Enseguida fui la atracción estrella de el circo. Aún recuerdo aquellos gritos

-paseeennnn y veannnn, la mujer barbudaaa y el hombreee con dos cabezass, Macumba Romero "el cubanito", levantará pesasss de 50 kilos tann sólo con su miembroooo, no se lo pierdannn....


Mi numero consistía en salir con un grupo de elefantes al centro de la pista. Ellos me rodeaban y se levantaban con sus patas elevando las trompas, al mismo tiempo que mi trompa, levantaba una pesa de Halterofilia de 50 kilos.
Un día en mi vieja rulot de circo, recibí la visita de una mujer de unos 50 años que decía llamarse Elena. Vino para decirme que mi talento estaba muy desaprovechado y que si quería irme con ella a su mansión en Navarra. Elena, me pidió ver de cerca mi arma de trabajo, ya grande y curtida después de 7 años de pesas, y allí mismo en esa vieja rulot, me hizo hombre por primera vez, me hizo hombre por segunda vez, me hizo hombre por tercera vez y por cuarta y por quinta, ¡que hambre tenía esa mujer por Dios¡.

Mis sensaciones no te las puedo explicar, yo simplemente me dedicaba a dejarme hacer, ya sabes, un joven e inexperto adolescente de 16 años poco puede hacer, pero si creo recordar empezar a sentir algo a partir de la novena vez que me hizo hombre.
Y así me hice hombre y me fui con la rica Elena a su mansión de Navarra.
Ella no dudaba en compartirlo todo conmigo, su casa, su dinero, su asistenta, su ama de llaves, por lo que decidí intentar saber algo de mi familia 7 años después.¿Qué sería de mi hermanita del alma?.


1 comentario:

Helter dijo...

Espero que dejara de llorar y que, puestos a abrazarse a algo/alguien, enterrara a su muñeca de trapo con el resto de los juguetes de su infancia... ¿Algún helterofílico en la sala?