jueves, 29 de mayo de 2008

La rubia del perro

Cada mañana a las 7:30 en punto de la mañana la veía al pasar con el coche camino del trabajo paseando un perro. En esas horas en que las personas normales estamos aun más dormidos que despiertos, con la sabana marcada en la cara y despertando del sueño plácido muy poquito a poco tras el desayuno, la rubia que paseaba al perro en un descampado cercano a mi casa estaba perfectamente vestida, peinada, pintada, con sus largos tacones de aguja y unas medias negras bajo una falda excesivamente corta y una blusa, excesivamente escotada, al menos para pasear a un perro a esas horas de la mañana, y fue por eso, justo por eso por lo que la rubia que paseaba al perro llamó poderosamente mi atención, y no por que fuera rubia como le pasa a mi cuñado. Nunca me dice mira que morena, o mira que pelirroja. Es curioso lo que le pasa a algunos hombres con las rubias.

El primer día que reparé en su presencia fue para dejar pasar a ella y a su perro por el paso de peatones que llevaba al descampado, un paso lento y contoneado, parecía como que el pequeño chiguagua que le acompañaba llevara el compás de sus pasos, o ella los del perro, y desde ese día cada vez que pasaba la buscaba con la mirada intentando encontrarle una vida para mi desconocida. Tal vez trabajara de noche, y posiblemente paseara al perro antes de irse a la cama a dormir y por ello no fuera con un chandal o lo primero que pillase de ropa, tal vez, como dijera la mujer de Beckham , halla mujeres que sean incapaces de pensar sin tacones, o madrugaba mucho por pasear al perro y luego se iba al trabajo, pero fuera por lo que fuera, la rubia que paseaba al perro de buena mañana, siempre iba de concurso de miss a pasearlo.

La curiosidad empezó a picarme y un Sábado que habitualmente no madrugo, puse el despertador para saber si ese día la rubia que paseaba al perro de buena mañana también lo paseaba, y sí, lo paseaba, y también el Domingo, cosa que pude descubrir al día siguiente, y en las mismas condiciones físicamente óptimas que el resto de los días. Eso me hizo pensar que tal vez trabajara todos los días de la semana.

Tres meses después de conocer a la rubia que paseaba el perro de buena mañana, decidí que quería saber más de ella, estaba cansado de imaginarle vidas que tal vez no fueran la suya, y fue un Miércoles por la mañana cuando la esperé junto al habitual paso de peatones fingiendo una avería en mi motor, con la capota levantada, y al pasar junto a mí le dí los buenos días. Ella no contestó y siguió su camino como si no me hubiera visto, eso me molestó bastante, sólo quería romper el hielo con ella. Repetí la misma operación al día siguiente, esta vez saqué la rueda de repuesto y el gato como si hubiera pinchado, y al otro día, donde simulaba reponer líquido limpia parabrisas, pero ninguno de los días obtuve respuesta de ella. Pensé en su vida imaginada y llegué a la conclusión de que tal vez estuviera algo asqueada de hombres. Pero esa no era mi culpa, así que el Sábado me decidí a cortarle el paso por que quería una conversación con ella al precio que fuera, aunque me insultara, quería escuchar su voz, y coloqué mi coche justo en el paso de peatones por el que ella cruzaba cada mañana. Cual fue mi sorpresa cuando la rubia que paseaba al perro de buena mañana, atravesó por el centro mi coche sin cambiar su paso en ningún momento ni levantar la mirada del suelo. Intenté agarrar su hombro y mi mano la traspasó quedando húmeda, como si se hubiera sumergido en una piscina de agua, y ella siguió su camino hacia el descampado, no así su perro, que se me quedó mirando con los ojos muy abiertos.

Aquella noche, no pude conciliar el sueño pensando en ella, le imaginé otra vida, le imaginé otra muerte, tal vez su espíritu no descansaría para siempre por que justo antes de morir, pensó que se le había olvidado sacar al perro a pasear y eso hacía cada día.

4 comentarios:

Helter dijo...

Dos preguntas tengo.
Una: ¿qué te metes a la hora del desayuno?
Y dos: ¿Y las tetas?

Sr.DelGaS dijo...

Por cosas así me gustan tanto los gatos, Trikki, ¿qué le echas al colacao alma mía?

Badil dijo...

Y póngase los tacones

Trikki dijo...

Oiga, que he puesto escotao por alguna parte.

Cafe con leche desayuno, acompañado de dos tostadas, que varían segun la inspiración, pero ya que estoy quiero romper una lanza a favor de la tostada con aceite, y ya de paso, en contra de la de mantequilla y mermelada.

A veces es solo de aceite y sal, otras veces a esto le añado jamón o tomate, y ya el colmo de la tostada es todo eso y queso curado, que parece una torre de Pisa.