martes, 3 de febrero de 2009

La maldición del Cura del tren.


He llegado a la conclusión por lo sucedido en las ultimas fechas de que mi persona ha sido objeto de una extraña maldición por la que las cosas que siempre han funcionado bien se estropean. En un breve periodo de tiempo, menos de un mes, un compendio de malos espíritus guiados sin duda por un ser maligno se han apoderado de mis pertenencias.



En el día uno mi coche, coche que no utilizaba, ni vendía, ni nada, estaba aparcado y lo movía de vez en cuando para que no se oxidase ya que utilizaba el otro, dijo que no arrancaba y no arrancó, blanco y en botella ¡batería¡ me dije, pues no, de no utilizarlo se ha fastidiado la inyección y es mucho más rentable desguazarlo que arreglarlo. Lástima, pensé, cosas que pasan, pero esa misma noche que el coche yacía ya en el cielo de los coches buenos y que han dado mucho de sí, haciendo la cena escuché"PLAF", y es que el interruptor general de la luz de casa había saltado. A oscuras dí la luz y pensé que la freidora encendida había hecho un cierre, y tanto que lo había hecho, el cierre definitivo de su sistema de funcionamiento por que falleció en acto de servicio con las patatas a medio hacer. Ya que me empiezan a mosquear estos sucesos que podríamos catalogar (aún) de normales cuando me acuesto y dejo el ordenador portátil cargando. A la mañana siguiente en transformador del ordenador está apagado, el ordenador no carga. Cambio de enchufe, miro los automáticos, y nada de nada, se ha muerto el solito, sin golpe, sin ayuda, ha dicho hasta aquí hemos llegado y ha dejado de funcionar con menos de un año. Llamo al teléfono de la garantía y aprovecho para sacar todas las garantías disponibles ya que veo que esto no ha hecho más que empezar. Bien, en quince días y sin cargo tengo uno en casa.

Me apetece que mi Santa me haga una coca, aquí lo llamamos coca, un bizcocho vamos, y el Sábado compremos harina, huevos y todo lo necesario para ese bizcocho. El horno a precalentar y no se enciende, que no se enciende y no. Lo desmonto a ver su hasta donde alcanza mi escasa sapiencia hornilística, veo algún cable suelto. Bien, el servicio técnico de TEKA dice que va a ser rápido y sin cargo por que está en garantía, pero el horno no funciona. Una ventisca se me lleva la funda de la lavadora que debe estar en casa del vecino tres calles más abajo. No, la lavadora no se ha estropeado, tranquilos.

4 comentarios:

Badil dijo...

Mírese en el espejo. Si tiene todos los pelos de punta hágase una limpieza de cutis. Lo mismo son los radicales libres, que si se desmandan ya sabe que van quemando lo que pillan tal cual lo pillan

Harry Sonfór dijo...

Yo, si su tálamo lavadoril sigue en función de lavado, prelavado, media carga y lavado ecológico, le diría que no desespere, que es una mala racha de la electrónica y la elctromecánica con usted.
Que se estropea la lavadora, pues entonces de una buena patá en los cojone no se libra el cura del tren ya ha salido. Eso sí. Que éstos piden intercesión de esa y dan donde más duele.

Arkab dijo...

Juerr Trikki, vaya cenizo. Me estaba acordando de un cura de mi pueblo. Lo trasladaron después de más de treinta años en la parroquia y fuimos a despedirlo a la estación del tren. Nosotros en el andén y el en la ventanilla, diciéndonos adiós. «Adiós padre, adiós padre», le decíamos nostros; «De casi todos, hijos míos, de casi todos», nos contestaba él.

Helter dijo...

Pa mí que no ha sido el cura del tren, sino la madre de Peter, que se la tiene jurada. ¿Ha echado usted en falta últimamente algún mechón de pelo?