Diez años de azul

La Viagra, un hallazgo casual.

En el transcurso de un ensayo clínico de un fármaco contra la angina de pecho en 1994, el equipo de Pfizer recibió una reacción inesperada. "Al principio probábamos el Sildenafil [que más tarde sería el principio activo del Viagra] como medicamento cardiovascular y por su capacidad de reducir la presión arterial, pero la gente no quería devolver los medicamentos sobrantes, porque uno de los efectos secundarios era tener erecciones más fuertes y más duraderas", explicaba más tarde el médico de Pfizer Brian Klee.

El equipo tomó buena nota y la farmacéutica abandonó ese mismo año la investigación sobre los efectos del citrato de sildenafil sobre la angina de pecho y centraron sus esfuerzos en el tratamiento de la disfunción eréctil. El resultado es conocido: en 1998 fue autorizada Viagra como primera píldora contra la impotencia autorizada en Estados Unidos. Desde entonces, más de 35 millones de hombres se han beneficiado de sus efectos y Pfizer ha obtenido 1.760 millones de dólares (1.117 millones de euros) de beneficio sólo por Viagra.

Fuente: Cadena Ser. com


Al trasladarse de Bucarest a Berlin y quedarse sin trabajo, a O.W. Polanski no le importó por unos míseros Marcos hacer de cobaya para una investigación cientifica que trabajaba en la investigación de una angina de pecho que el padecía desde hace bién poco. Tras pasar unos breves minutos con el Dr. Klee, que le informó de las pruebas realizadas con éxito en ratones y cobayas, y de la escasa perjudicialidad para su salud, Polanski llevó a casa tres tabletas de pastillas que estaba obligado a tomar, y un suculento talón que dada su situación le iba a venir estupendamente bién para que su mujer se comprara otro par de zapatos nuevos.

El primer día de la ingestión del medicamento, Polanski se metió en la ducha como cada día, mas su señora Wendy no pudo más que observar un comportamiento extraño de su aparato reproductor bajo el pijama a rayas desgastado, exclamando a grito pelao:

- OHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.

Para lanzarse como alma cándida necesitada de amor sobre sus viejos brazos a investigar el origén y fuerza de semejante bulto desproporcionado, para lo que ella estaba acostumbrada, claro.

Tras el primer acto, Wendy como buena mujer, investigadora donde las halla, notó que el aquello del Sr. Polanski seguía en total plenitud, como torre de Pisa echa en piedra, pero algo más torcida, y quiso comprobar por sus propios medios si el origén de aquella erección era por su nuevo peinado a lo Afro, o más bién era algo instantaneo producido por el coito anterior.

Tras el segundo acto, Wendy como buena investigadora, siguió observando que el aquello de su esposo no había quién lo tumbara, es más, prefirió de llamar a su vecina Persilda Ruano, de origen Hispano, por que estaba casi convencida de que no le creería cuando se lo contara. Ambas observarón detenidamente la herramienta de la discordia, y convinierón que eso debía ser tumbado por lo civil, por lo criminal, con nocturnidad, con alevosía o con Marta Rottermeyer, vecina de dos pisos más abajo conocida en el barrio como la "Rotty", de oficio prostituta por gusto, que no por necesidad.

Trás el tercero, cuarto, quinto y sexto acto, en su casa se había convocado una especie de reunión de vecinos que jadeaba a Polanski, y que hizo temblar a la mismísima puerta de Brandenburgo, incluso a Wendy se le ocurrió que podría cobrar entrada por aquello, ya lo veía en los carteles de la Berlinale, "Pasen y vean al hombre al que jamás le menguaaa".

Y así fué como el Sr. Polanski informó (tras pedirle tres tabletas más) al Dr. Klee de que su medicamento, no le curaba al angina de pecho de momento, pero por que lo había probado poco.