viernes, 26 de septiembre de 2008

El diario de Capu-Jones (II) (Hermano de Paco, no)

Llueve,detrás de los cristales, llueve y llueve,sobre los chopos medio deshojados,sobre los pardos tejados,sobre los campos, llueve.Pintaron de gris el cielo y el suelo se fue abrigando con hojas,se fue vistiendo de otoño.La tarde que se adormece parece un niño que el viento mece con su balada en otoño.Una balada en otoño,un canto triste de melancolía,que nace al morir el día.Una balada en otoño,a veces como un murmullo,y a veces como un lamento y a veces viento.Llueve,detrás de los cristales, llueve y llueve, sobre los chopos medio deshojados,sobre los pardos tejados, sobre los campos, llueve.Te podría contar,que esta quemándose mi último leño en el hogar,que soy muy pobre hoy,que por una sonrisa doy todo lo que soy,porque estoy soloy tengo miedo.Si tú fueras capaz de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar,con esa porcelana que descubrí ayer y que por un momento se ha vuelto mujer.Entonces, olvidando,mi mañana y tu pasado volverías a mi lado.Se va la tarde y me dejala queja que mañana será vieja de una balada en otoño.Llueve,detrás de los cristales, llueve y llueve,sobre los chopos medio deshojados...

Balada de Otoño. J. M. Serrat.

Yo no sé si a usted le pasa como a mí, que según que cosas ve se acuerda a veces de una canción. Esta es la mía cuando en un día de lluvia paro unos minutos de trabajar y me asomo a la ventana, y desde arriba veo setas de colores en forma de paraguas corriendo arriba y abajo de la calle. Setas negras, setas rojas, verdes, amarillas y hasta transparentes, corretean cruzando la calle con prisa y esquivando los charcos a pie de acera. Bajo una seta transparente puedo ver a una pareja de enamorados besándose bajo la lluvia. Qué bonito es besarse bajo la lluvia ajeno a lo que sucede a tu alrededor, incluso cuando un coche a toda pastilla rompe ese momento tan especial salpicando a la pareja con un gran charco que se ha formado en la calzada. Les da lo mismo, ellos ríen calados hasta los huesos. Los limpia-parabrisas de los coches funcionan a toda velocidad, está lloviendo mucho y un conductor de R-5 de los pocos que aún quedan, ha puesto los triángulos de seguridad y expide un humo negro que indica que ha muerto con todos los honores, en un día de lluvia, de mucha lluvia, mientras el dueño llama por teléfono a la grúa.
Un anciano paciente espera a que escampe bajo marquesina de un patio y un atrevido joven pasea su perro. El día es gris plomo y ese gris se traslada también a las cosas, a las personas, por que bajo el manto de la lluvia todos somos más grises y adquirímos ese tono azulado.

Llueve, y cuando llueve merece la pena parar cinco minutos y observar, por que bajo la lluvia no hay clases sociales, ni Nacionalidades, ni sexo ni edad, ni Religión, bajo la lluvia todos nos mojamos y todos nos protegemos.

Dedicado a... Los inversores de bolsa.

1 comentario:

Helter dijo...

Yo creo que sí hay algo que nos hace distintos bajo la lluvia. Nos dividimos entre los que pueden permitirse quedarse en casa cuando llueve (por demasiado pobres o por demasiado ricos) y los que no tienen más hostias que salir y aguantar el chaparrón. Y encima sin poder leer el periódico por la calle.