viernes, 3 de octubre de 2008

La ovejita Lucera

Oiga, ¿ A usted no le parece que para el tiempo que gastan en cortar el pelo a un tío los y las peluqueras, cobraán muy caro?. En mi caso hoy diez minutos, máquina por detrás y los lados, y tijera por arriba con su caida natural. Ahora que lo pienso, la relación tiempo precio en una señora es más barata, pero claro, seguro que es por que les pegan unos tirones de pelo para peinarlas que pa qué.
- Que pelo más duro tienes.
Esa frase la llevo escuchando siempre en la peluquería y dada mi escasa fidelidad a la peluquera en cuestión (soy para esto muy compulsivo, me acuerdo de repente que me tengo que cortar el pelo, tengo un rato y donde me pilla me lo corto) lo he escuchado muchas veces. La de hoy tenía el Hola, el Diez Minutos, el Cuore y para machos ávidos de información el Muy Interesante, por eso yo, que no soy macho avieso ávido de información, esto.... ¿Sabían ustedes que se ha muerto el cerdo de George Clooney y está sumamente apenado?.
El caso es que todo esto es por que la canción que me viene a la cabeza cada vez que me cortan el pelo, irremediablemente es....

7 comentarios:

Helter dijo...

Yo cuando voy a la pelu me llevo dentro del bolso Los principios metafísicos de la ciencia natural de Kant, pero luego me da vergüenza sacarla y me pillo el primer revistorro rosa que encuentro. Donde fueres, haz lo que vieres.

Harry Sonfór dijo...

Oiga, Trikki, el cerdo de Clooney se murió hace lo menos un año. Y ahora deje que le cuente una cosa muy interesante. Se habrá fijado que en las salas de espera de algunos médicos privados, dentistas, economistas, abogados, notarios... suelen tener unas revistacas viejas, algunas con varios meses o años, otras que nunca ha visto en los quioscos. Aparte de las publicaciones de cada gremio (esas revistas de dentistas con fotos a todo color que parecen salidas de la matanza de Texas o esas otras de los economistas y empresarios llenas de fotos de señores trajeados dándose la mano en un acto con artículos raros sobre el valor del euro y una foto grande del que escribe el artículo en su despacho con una bandera detrás), encontrará en estas salitas de espera revistas sobre salud, belleza, turismo, cultura general, cosas así. Y usted alguna vez se habrá preguntado ¿pero estas revistas quién las compra? y se imagina al notario que le va a atender dentro de unos minutos y se dice a si mismo «pues no, no me cuadra, no me veo al notario ahí comprndo estas revistas para el deleite de sus clientes». Pues le voy a contar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad sobre este asunto. Las distribuidoras de publicaciones hacen unos paquetacos asín de grandes con las revistas que les vienen devueltas de los quioscos, ponen un poco de esto, un poco de aquello y un poco de lo de más allá y las venden por cuatro perras a esos señores profesionales que no tienen tiempo para andar eligiendo las revistas que van a ojear y hojear sus clientes. ¿Se ha quedado de piedra? no es para menos. Estos profesionales no tienen sentimientos, leche.

Trikki dijo...

Claro, por eso yo creí que éra novedad, es que no tiran las revistas, leñe, pero de todas formas, al cerdo de Clooney lo ví en Venecia hace menos tiempo, presentando la peli de los Cohen.

Oigan, que aprovechando el puente (aquí mañana es fiesta), que nos vamos a Mallorca a pasar unos días, ahora que está libre de Ingleses (casi). No puedo enrollarme mucho, pero verán, que el día 9 es aniversario de bodas en esta santa casa, y asína de sorpresa, pues viaje a Mallorca al canto, pero lo mejor fue (y ya se lo contaré más despacio) que le llené a mi Santa la casa de cartelitos para que buscara el regalo, con pistas estratigicamente colocadas que llevaban a otra pista, y a otra. Una de las pistas éra "la siguiente pista está en el sitio más caliente de la casa", y mi Señora, cosa que me halaga, se fué directa a la cama, y yo, que la siguiente pista la habia metido dentro del horno, pués con una cara de gilipollas que no se me acababa. Arkab me dirá, pués podía haber sido peor, mira que si se vá a la lavadora....del vecino.

Arkab dijo...

Oiga, por alusiones (por lo del Cochon de Cluny, la peluquería y esos puentes benditos que usted, querido Trikki, y yo sabemos tomarnos y no como otrosssss que se van a la Oh, Frenda). ¿Andestaba? Sí, ya me acuerdo. Hubo un tiempo enentonces que un servidor iba a la peluquería del Carrefour de Tomares (entonces Continente) y disimulando, disimulando, le decía a Pk., "pues que voy a pelarme, pues". Hasta que di con una peluquera pero no como La Peluquera de la película si no más así como la Gisela de GH de ahora. Oiga, pues que como era pequeñica y no alcanzaba demasiado... rozábanse sus senos por el cartón epitelial de mi troncho molondro. Y así un mes y otro mes. Total, que llegué a medir el turno entre la concurrencia (pase, pase usted, si yo no tengo prisa...) para que me tocara siempre la Gisela peluquera. Y claro, llegó un momento en que Pk. me dijo: oye, nene, como la morena ésa no proceda ya a extirparte la piel, no sé qué te puede hacer más. Y ya, ahí, me descubrieron. Desde entonces mi Pk. y las maquinillas eléctricas Philips son uña y carne. Con colleja incluida al final en el cogote.

Ponga esto en la sección Lavadoras y Otros Electrodomésticos del Hogar.

Feliz Aniversario.

Trikki dijo...

Oiga Arkab, que tengo yo un cuñado que si va a la misma pelu por que hay una rubia que le resobetea con sus abultados pechos. A mi me mola más el momento lavado de cabello, que si te lo hacen bién te quedas frito de relajao, con lo que a mi me gusta dormir.

Oiga que si se va a Estambul igual le pasa como a mí en Mallorca, se sentirá un turista extranjero.

Helter dijo...

En Mallorca los únicos que no se sienten turistas extranjeros son los alemanes.

Harry Sonfór dijo...

Callen, callen. Que voy a contarles que yo era de ese tipo de varones que tienen unas cejas tan perfectas, tan delimitadas, tan, eso, tan inmaculadas, con su arco que seguía la sucesión aurea de Fibonacci, con sus pelos ahí bien colocados que no necesitaban retoque alguno. Pero un día, una peluquera bien mona, en una peluquería de esas modernas, pilló el peine y la tijera y sin preguntar hizo chac-chac-chac y me cortó las puntas de los pelos de las cejas. Desde ese día, oigan, que me salen unos pelacos que parezco Brezhnev, y ando día sí día no ahí cortando pelos, que si no se me meten en los ojos y se me enganchan en las gafas. Eso sí, mona era bien mona, pero maldita la gracia.